Situación nutricional previa.

La alimentación durante la gestación debe ser suficiente para que el desarrollo fetal sea adecuado y que la madre se encuentre lo mejor posible, por tanto los alimentos deben cubrir una dieta equilibrada, se recomiendan unas cinco comidas al día, ¿cómo hacerlo? Pues añadiendo un tentempié a mitad de la mañana y otro en la merienda (sin abusar de la bollería), esto contribuye a mantener unos niveles de glucosa uniformes en sangre.

Las frutas y verduras son totalmente recomendables, sin olvidar su adecuada limpieza de las mismas. Evitando, somos muy pesados, las comidas abundantes y con gran contenido de grasas, salsas y sal (como en el caso de las conservas).

En épocas estivales, especialmente calurosas como sucede en nuestro país, deberíamos: tomar dietas hipocalóricas con una adecuada hidratación, descansar más (la excusa para una merecida siesta) y disminuir la actividad física.

Respecto a la malnutrición, sabemos que esta impide la ovulación y por ende la fecundación, tal como puede ocurrir con la anorexia, ejercicio físico excesivo, y en los casos de precariedad socioeconómica, pero no seamos tan extremistas, y lo que nos interesa especialmente son los casos relacionados con la mala práctica alimentaria, aunque permiten la fecundación, pueden alterar el desarrollo fetal.

Por eso es conveniente realizar una ‘encuesta dietética’, o lo que es lo mismo conocer lo que toma la embarazada (su dieta habitual). Recordándote que en esta nueva etapa son frecuentes los episodios de: gases, estreñimiento, vómitos, diarreas, apetencias e inapetencias, etc.

Un primer paso es la exploración física en la consulta, con el objetivo de diagnosticar estados carenciales, recuerda que generalmente ‘la gestante se suele preocupar poco por la ganancia de peso’. Además de la exploración física se llevará acabo una analítica completa.

¿Cómo se determina el peso adecuado?, se utiliza una relación entre el peso en kilos y la talla en metros, lo que conocemos como el IMC (Índice de Masa Corporal), que nos indica si hay bajo peso, sobrepeso o estás entre los valores que llamamos normales. También se tiene en cuenta la talla y la edad (teniendo especial mimo con las edades superiores a los 34 y las menores de 18 años).

Durante el embarazo aumentan las necesidades de proteínas, vitaminas y minerales, un incremento de energía que facilita la sobrecarga que supone el embarazo y el desarrollo fetal, así como durante la lactancia.

Esta energía extra se debe suplementar con unas 300 Kcal/día durante el embarazo y con unas 500 Kcal/día durante la lactancia. Se considera que un aumento de 10 a 13 kgs en la mujer con una nutrición normal es adecuado, es importante recordar que, ‘El peso al nacer es mayor cuanto más alto es el peso materno antes de la gestación, la talla materna y el índice de masa corporal previo a la gestación’ (Tratado de Obstetricia y Ginecología, J. A. Usandizaga y P. de la Fuente).

En nuestro medio la mayoría de las mujeres están bien nutridas, y al ser el estado nutritivo anterior a la gestación un factor decisivo, subraya la importancia de la valoración previa de la futura madre por parte de los profesionales.

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