Hábitos tóxicos

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Cuando hablamos de hábitos tóxicos resaltamos normalmente los aspectos negativos que estos tienen, citamos su relación con determinadas alteraciones y para subrayar esta evidencia añadimos porcentajes. Sí, verdaderamente todo esto está muy bien y de hecho no vamos a dejar de lado este tipo de información, aunque creemos que lo más pertinente es conocer que es lo que estamos haciendo mal y como actuar para solucionarlo. En otras palabras, orientarnos sobre que sustancias pueden ser nocivas para la gestante y su futuro hijo durante la vida intrauterina o sobre el desarrollo posnatal.

La drogadicción se define como el consumo habitual de sustancias de efecto nocivo sobre el individuo, caracterizándose por la necesidad de su uso y la tendencia a aumentar la dosis.

La mayoría de los autores están de acuerdo en que el alcohol es altamente pernicioso para el feto. Resulta peligroso por su propia toxicidad, por su acción antagonista con el ácido fólico y/o por la deficiencia nutricional que acarrea secundariamente. En los niños nacidos de madres alcohólicas podemos encontrar: malformaciones congénitas, SAF (síndrome alcohólico fetal), problemas de crecimiento, déficit de capacidad de atención y cambios de comportamiento, bajo peso al nacer y daños en la estructura cerebral, principalmente.

Existe un consenso al admitir que no existe una cantidad mínima de alcohol que la mujer pueda ingerir, por lo que la recomendación general es que se abstenga durante todo el periodo prenatal y lactancia. El abuso de alcohol durante el embarazo se asocia a un incremento de los abortos espontáneos, recién nacidos de bajo peso y complicaciones perinatales.

El consumo de alcohol está relacionado con la actividad humana, la mayor parte de nuestros acontecimientos festivos se celebran ingiriendo bebidas alcohólicas en mayor o menor medida. Y quizás por estar tan arraigado en nuestra cultura mediterránea no se concibe su consumo reiterado con dependencia y mucho menos se asumen sus implicaciones sobre nuestra salud. Según información del grupo Eurocare del 2011 el 25% de las mujeres de nuestro país consume alcohol durante el embarazo. En la gestante el consumo excesivo conlleva al SAF, caracterizado por malformaciones congénitas y retraso cognitivo principalmente y cuya incidencia en España es del 0,46 por diez mil nacimientos.

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Con respecto al tabaco sus principales efectos sobre la gestante son: hipertensión arterial, disminuye la fertilidad y la fecundidad, y un mayor riesgo de tener un parto prematuro y un embarazo ectópico. Los datos de su consumo entre las mujeres oscila del 27% al 34% de las gestantes a término. En un estudio realizado en Málaga (Blasco-Alonso, Marta et al. Exposición a tabaco, alcohol y drogas de abuso en gestantes. Estudio de prevalencia en gestantes de Málaga (España). 2014.) un 36% eran fumadoras y más de un 12% eran consumidoras diarias de alcohol durante el primer trimestre.

El tabaco es una de las causas más comunes de bajo peso al nacer. Fumar o estar expuesto al humo del tabaco de forma frecuente durante el embarazo supone un grave riesgo para la salud del niño a corto y a largo plazo. Entre sus consecuencias, podemos encontrar: el síndrome de muerte súbita del lactante, problemas cognitivos, retraso del crecimiento tanto intrauterino como posnatal, malformaciones congénitas, enfermedades respiratorias y alergias con síntomas en los primeros años de vida. En Cataluña (Jané Checa M, Vidal Benedé J, Bonodo ZB. Indicadors de salut perinatal a Catalunya. Any 2012. Generalitat de Catalunya. Agència de Salut Pública de Catalunya; 2013), en el año 2012 el 23,1% de mujeres fumaban antes del embarazo y el 12% fumaban durante el embarazo (en el año 2014 las cifras se sitúan en 22,4% y un 12,2% respectivamente).

En las gestantes fumadoras el parto se desencadena algunos días antes que en las no fumadoras. Algunos estudios afirman que si se trata de fumadoras importantes (más de 20 cigarrillos diarios) existe un riesgo mayor de parto pretérmino entre las 24 y 34 semanas, secundario a otras complicaciones del embarazo que sí son claramente más frecuente en fumadoras (placenta previa, desprendimiento prematuro de placenta y RPM)(Manual del Residente de Obstetricia y Ginecología. SEGO).

Además encontramos una serie de enfermedades asociadas al tabaquismo, en las mujeres se duplica el riesgo de padecer cáncer de cérvix, comparadas con las no fumadoras. Multiplica por tres el riesgo de enfermedad cardíaca y por cinco el de ACV (accidente cerebro vascular). Debido a su efecto antiestrogénico, el tabaco conduce a un adelanto de la menopausia, mayor riesgo de osteoporosis, fracturas y aparición de arrugas sobre todo faciales.

El tabaquismo es la adicción más generalizada en la embarazada, siendo pertinente una acción directa sobre la población recomendando el abandono del consumo y proponiendo intervenciones de deshabitución, centradas en la información y motivación (para que cambien su percepción de riesgo). Os dejamos una aplicación de móvil realizada por la AECC.

Respecto al café, algunos estudios sugieren que más de 3 tazas diarias en primer trimestre duplicaría el riesgo de parto pretérmino. En todo caso se debería limitar la ingesta a 2 tazas al día, de 200 a 300 mgr de cafeína, al igual que el (negro o verde). Alcohol, tabaco y café disminuyen la absorción de calcio.

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La cocaína produce desprendimiento de placenta por su doble efecto vasoconstrictor e hipertensor. También provoca en la gestación: abortos espontáneos, hipertensión inducida por el embarazo, trombocitopenia materna aislada, partos pretérmino, rotura prematura de membranas, muerte fetal intrauterina e hipoxia arterial e hipertensión sobre el feto. Tiene un importante riesgo de parto pretérmino a través de dos mecanismos, al liberar catecolaminas provoca aumento de las contracciones uterinas y multiplica por cuatro el riesgo de abruptio placentae (desprendimiento prematuro de placenta).

El consumo de heroína está relacionado con fetos de bajo peso y malformaciones congénitas. La exposición a las anfetaminas con labio leporino, paladar hendido, defectos cardíacos, CIR (crecimiento intrauterino retardado) y parto prematuro. El consumo de cannabis durante el embarazo se asocia a una mayor frecuencia de anemia, recién nacido de bajo peso al nacer e ingresos en unidades de cuidados intensivos.

En cualquier caso los narcóticos y las drogas de abuso se relacionan con riesgo elevado de parto pretérmino por coexistencia de otros factores: falta de cuidado antenatal, malnutrición, depresión materna, entorno social desfavorable e infecciones.

A lo anterior se suele unir que las mujeres adictas suelen tener asociada una situación económica adversa y asistencia médica insuficiente, que repercute directamente en un incremento de la incidencia de la mortalidad perinatal.

Por último, los hijos de madres drogadictas pueden nacer drogodependientes y presentar síndrome de abstinencia, por lo que requieren cuidados intensivos durante los primeros días del nacimiento. Además, la mayor parte de las denominadas drogas duras pueden producir alteraciones fetales.

Por lo tanto, para evitar un embarazo expuesto a sustancias que son perjudiciales, es fundamental la prevención de hábitos tóxicos antes del embarazo, lo que implica la adopción de medidas profilácticas de información y concienciación de las mujeres en edad fértil.

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