
La violencia de género es un fenómeno que no entiende de clases y ámbitos sociales además de constituirse en una de las formas de violencia con más repercusión social e institucional, algo que se hace patente en el conjunto de leyes que tratan de proteger a la persona sometida a esta aberración.
No debemos olvidar que los menores son también víctimas de dicho maltrato, y de que la violencia contra la mujer suele ir acompañada de agresión contra estos, configurándose en modelos de conductas negativas en el niño. ‘Es una trágica paradoja que las mujeres y la infancia corran mayores riesgos allí donde deberían disfrutar de mayor seguridad: en su propio hogar’ (Sepúlveda A. La violencia de género como causa de maltrato infantil).
La Asamblea General de la ONU define la violencia de género como, «cualquier acto de violencia basada en el género que produzca o pueda producir daños o sufrimientos físicos, sexuales o mentales en la mujer, incluidas las amenazas de tales actos, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, tanto en la vida pública como en la privada». Aunque si que es cierto que solo se aplica este término a la mujer, justificándose pues ‘si «se pone de manifiesto que cada vez más mujeres acaban con relaciones que las dañan y anulan por el simple hecho de ser mujer» y, a su vez, el hombre no sufre este tipo de violencia por ser simplemente hombre, ¿con qué motivo tendría que aplicarse esta Ley a ellos? No hay ningún motivo y, de hecho, la ley perdería completamente su sentido’ (eldiario.es).
Muchos son los estudios realizados, pero debemos subrayar la Encuesta de Victimización, de Straus y Gelles, que concluyeron, ‘que la familia es uno de los grupos sociales en los que se dan más comportamientos violentos, afirmando que es más probable que una persona sea golpeada o asesinada en su propio hogar por otro miembro de su familia, que en ningún otro sitio o por ninguna otra persona (Sepúlveda A. La violencia de género como causa de maltrato infantil). Aunque recomendamos que se observen las conclusiones de Claudia Malpica en su tesis (enlace).

Según datos de la macroencuesta del Instituto de la Mujer del año 2002, hay una clara diferencia entre las mujeres que declaran violencia doméstica (2,3%) y las que son consideradas técnicamente maltratadas (8,7%). Esta puede deberse a dos factores: por un lado, al elevado porcentaje de violencia aceptada por la mujer o vivida por esta ‘como algo natural’, y en segundo lugar, que esta solo se identifican con maltrato físico.
Basándonos en la teoría del Circulo Interactivo de la Violencia Familiar, hay dos protagonistas en esta anomalía: en primer lugar la mujer víctima, que padece una alta tasa de estrés, síntomas psicológicos (ansiedad, trastornos depresivos) y físicos, y esta situación podrá influir negativamente en las habilidades del cuidado de sus hijos, en segundo lugar, los hijos donde se podrán observar síntomas emocionales (trastornos emocionales y afectivos, irritabilidad, etc.) y del comportamiento (por ejemplo, agresividad).
Durante el embarazo se puede iniciar este tipo de violencia e incluso recrudecerse, incluyendo el maltrato físico y psicológico, y como resultado puede provocar: parto prematuro, bajo peso al nacer, mortalidad perinatal; menor seguimiento del embarazo por parte de la gestante, mayor probabilidad de consumo de alcohol y ansiolíticos, entre otras.
La violencia contra las mujeres en nuestro país es un fenómeno invisibilizado y recluido al ámbito privado generalmente. Esta violencia tiene profundas raíces sociales y culturales, vinculándose al desequilibrio en las relaciones de poder entre hombres y mujeres en los ámbitos: social, económico, religioso y político, a pesar del respaldo legislativo.

La violencia de género se convierte en un grave problema de salud social, que además de precisar la intervención multidisciplinar mediante un abordaje integral, precisa rigurosamente el compromiso de una sociedad que no se identifica con el daño causado a sus conciudadanos y mucho más aún si estos son los más débiles.
La percepción y conciencia social cambia con respecto a temas sensibles para la colectividad y que arañan nuestros corazones, como es la violencia de género, de forma que establecemos recursos para tratar de erradicarla. Educación, formación y uso apropiado de los recursos son elementos esenciales para combatir esta situación, además de la coordinación de sectores como el educativo, servicios sociales, jurídicos y policiales. Nosotros como ciudadanos debemos reconocer que este tipo de violencia irrumpe en la esfera de lo público y, por ello, estar atentos a su manifestación y posible detección.

Recursos de apoyo y prevención en casos de violencia de género:
- https://wrap.seigualdad.gob.es/recursos/search/SearchResult.action
- http://www.violenciagenero.msssi.gob.es/
- Teléfono 016: por una sociedad libre de violencia de género.
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