Enfermedades de transmisión sexual y embarazo (I)

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Las infecciones que se pueden transferir de la madre al neonato son numerosas y se pueden transmitir mediante tres mecanismos:

  1. Durante el embarazo por vía transplacentaria y por vía ascendente, aunque esta última es menos frecuente, lo que puede repercutir en el niño manifestándose con lo que denominamos como infecciones congénitas.
  2. En el momento del parto al infectarse con las secreciones maternas.
  3. Después del parto, mediante la leche materna o las secreciones, dando origen a infecciones posnatales.

 Estas tres vías infectivas constituyen la llamada transmisión vertical. Cuatro son los puntos clave para actuar sobre las ETS (Enfermedades de Transmisión Sexual): diagnóstico, control, tratamiento y prevención. Entre las medidas preventivas implementadas en la gestante para evitar la transmisión de estas infecciones a su futuro hijo encontramos, una primera línea que consistirá en la vacunación de la mujer (toda mujer en edad fértil debería estar vacunada contra la varicela, rubeola, difteria, tétanos, hepatitis B e influenza, principalmente), ‘la vacunación de la hepatitis B durante el embarazo es segura, se debería administrar durante el 2º-3º trimestre y estaría indicada en población de riesgo de infección por el virus de la hepatitis B’(Biblioteca virtu@l. Murciasalud), otro aspecto preventivo, es la realización de serologías (determinar en sangre la presencia de anticuerpos) para valorar la posibilidad de infección.

 Las medidas de prevención y control de las ETS persiguen tres objetivos:

  • Disminuir su incidencia (número de casos ocurridos).
  • Disminuir su prevalencia (proporción de personas que sufren una enfermedad con respecto al total de la población), interrumpiendo la trasmisión y reduciendo la duración de la infección.
  • Prevenir complicaciones y secuelas en los pacientes afectados.

Entre los diversos aspectos preventivos encontramos: realizar actividades educativas y de detección precoz, promover el sexo seguro e inmunizar frente a las ETS, principalmente.

Las infecciones a las que nos referimos son importantes por su repercusión en la salud de la pareja y del neonato, y llevan asociadas un desconocimiento poblacional o enmascaramiento de estas, lo que para algunos autores es resultado de la ‘cultura del silencio‘, pues en algunos casos no se recurre a los profesionales a pesar de ser enfermedades prevenibles, diagnosticables y, la mayoría, curables.

La ONU en el marco de los programas de actuación ante ETS, recomienda: ‘realizar actividades de prevención primaria (promoción de un comportamiento sexual más seguro y suministro de preservativos) en conjunción con los programas nacionales del SIDA‘.

Debemos señalar que las ETS (en otros artículos ITS) son enfermedades que se transmiten generalmente mediante contacto sexual, y entre estas podemos señalar principalmente, las siguientes: sífilis, gonorrea, clamidia, tricomoniasis, VIH (Virus de inmunodeficiencia humana causante del sida). Según la OMS en 1999 se produjeron 340 millones de casos nuevos de las cuatro primeras citadas anteriormente. En la Unión Europea hubo un descenso de las ETS hasta inicio de los años 90, relacionándose con los cambios de los comportamientos sexuales vinculados a la aparición de la pandemia provocada por el VIH, y ya desde mediados de este decenio sufren un ascenso considerable. En los últimos años ha habido un repunte en nuestro país de determinadas patologías asociadas a este mecanismo de transmisión (gráfico inferior), quizás por dejadez de las instituciones o por creer que ya estaban desestimadas de nuestro ámbito, sin recabar en la necesaria persistencia de la formación e información sobre las mismas. 

Fuente: Instituto Carlos III.

La situación social y/o económica y algunos comportamientos sexuales, incrementan la vulnerabilidad de las personas a las ETS. La situación epidemiológica en Europa durante el año 2008 indica que la ETS más frecuente es la producida por la clamidia y que la sífilis también ha sufrido un ascenso. Las ETS incluyen una serie de patologías causadas por virus, bacterias, protozoos y ectoparásitos, donde la transmisión sexual es relevante desde el punto de vista epidemiológico (como citamos anteriormente), también incluimos bajo este concepto el estadio asintomático (lo que denominamos como portador), donde la enfermedad también se puede transmitir. En estos casos si la pareja sexual presenta síntomas, la otra persona debería acudir a consulta, aunque no los manifieste (y de esta forma poder actuar lo antes posible con el tratamiento adecuado).

Para la OMS, la importancia de estas infecciones radica en su repercusión socio-sanitaria, sus complicaciones y las posibles secuelas. Las ETS pueden causar infertilidad en la mujer y lesión en las trompas de Falopio. Entre un 10 a un 40% de las mujeres con clamidia no tratadas desarrollará EIP (Enfermedad Inflamatoria Pélvica) asintomática. Del 30 al 40% de los casos de infertilidad femenina son secundarios a una lesión de trompas Falopio tras una infección.

Durante la gestación la sífilis sin tratar causa la cuarta parte de muerte fetal (OMS). Una de las ETS más letales es la causada por el VPH (Virus del Papiloma Humano), pues casi todos los casos de cáncer cervicouterino se asocian a infección por este virus. El uso adecuado y sistemático de preservativos constituye uno de los métodos más eficaces de protección contra las ETS, incluida la infección por VIH. 

El preservativo es muy efectivo para prevenir las ETS, aunque posee una tasa de rotura durante el coito en torno al 2%, de forma que los errores en su empleo suelen deberse a un uso inapropiado. Teniendo en cuenta que para ser efectivos han de utilizarse de manera regular.

‘Los espermicidas y otros métodos anticonceptivos, incluido el diafragma, sin efecto de barrera mecánica no sirven para prevenir ITS‘ (OMS). Un aspecto interesante, en estas enfermedades, es realizar el diagnóstico precoz, en nuestra comunidad autónoma (y en nuestro país) hay un programa de detección de ETS, donde se incluyen, entre otras: VHB, VIH y sífilis, y que constituye una medida de prevención primaria de primer orden, pues reduce la transmisión vertical de estas enfermedades.

Sífilis.

La sífilis es una enfermedad compleja que puede comprometer a todo el organismo. Y con diversidad de manifestaciones, producida por una espiroqueta (treponema pallidum) que generalmente se contrae por transmisión sexual. Somos nosotros, los seres humanos, los portadores y vectores (cualquier agente – persona, animal o microorganismo – que es capaz de transportar y transmitir un patógeno a otro organismo vivo) de dicha enfermedad. Suele penetrar en la mucosa lesionada, aunque puede hacerlo en las intactas, y de aquí diseminarse rápidamente por el organismo.

El riesgo de contagio, oscila entre un 10 a un 60% dependiendo del periodo de infección y de la práctica sexual. Se puede proteger empleando siempre preservativo durante las relaciones sexuales, independientemente del tipo de práctica sexual.

Esta enfermedad se caracteriza por manifestarse con varias etapas, esquema superior, aunque básicamente lo dividiremos en dos:

  • Sífilis precoz, donde se puede observar el chancro (lesión típica y presente en el lugar de la inoculación).
  • Sífilis tardía, en este caso hablamos de una infección sistémica con ciertos síntomas, entre los que encontramos; fiebre, malestar, lesiones mucosas, exantema, etcétera.

En ambos casos hablamos que tres cuartas partes de las/los afectados remiten de sus síntomas a las semanas, pero en el cuarto restante se produce una repetición de los síntomas a los años, aproximadamente dos. Tras esta situación se observa un periodo de latencia, manifestándose alteraciones neurológicas y cardiovasculares, si no se recurre al tratamiento.

Para su detección durante el embarazo se realiza la prueba analítica VDRL y RPR (prueba rápida de reaginas en plasma, que es no treponémica) para detectar los anticuerpos de dicha bacteria presente en sangre. Se debe hacer un estudio de las parejas de las personas afectadas, pues estas tienen un riesgo de infectarse que va del 10 al 69%(Walker GJA. Antibióticos para sífilis diagnosticada durante el embarazo) y, además, la sífilis se desarrolla en cerca del tercio de la población expuesta a su estadio primario.

Respecto a las embarazadas, la sífilis se puede transmitir verticalmente (es la transmisión de la enfermedad de la madre a su hijo antes, durante o después del parto), resultando infectados dos de cada tres hijos de afectadas sin tratamiento. Esta afección que denominamos sífilis congénita supone un trastorno grave, causante de alteraciones permanentes, desfiguración e incluso la muerte neonatal. La vía de transmisión más común de este tipo de sífilis es transplacentaria y el riesgo dependerá del mes de embarazo en que la madre adquiere la infección o del estadio de la sífilis materna, siendo el contagio mayor en los estadios primario y secundario.

En un estudio citado por la womenshealth.gov se indica que, ‘si la madre presenta sífilis, podría amamantar siempre y cuando las lesiones estén cubiertas y no entren en contacto con el lactante, ya que la sífilis se transmitiría por el contacto con las úlceras’ (Biblioteca virtu@l. Murciasalud). La lactancia natural debería evitarse en la mama donde las lesiones estén localizadas en la areola o el pezón.

 

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