
A todos nos resulta sorprendente la virulencia de este agente infeccioso que ha sido capaz de diezmar a las sociedades occidentales, a las más provistas de medios y recursos, teniendo que servirse de la metodología más antigua para tratar de paralizar su progreso, me refiero al aislamiento, tal y como se hacía en la Edad Media con otras enfermedades, por ejemplo, la peste.

Hablamos de una viremia extendida a muchas zonas geográficas, y de ahí su matiz de pandemia, que inicia su triste andadura en China en 2019, por ello se denomina COVID-19, desde primeros de marzo se produjo una escalada fatídica en nuestro país con datos de afectados y fallecidos que podríamos decir que no son del todo correctos. Pero ese es otro cantar. En esta entrada me gustaría limitarme al aspecto de la relación coronavirus y embarazo, vaya por delante que cualquier afirmación que se incluya en la misma puede ser revisada y cambiada posteriormente, pues, y sobre todo, es una pandemia desconocida que constantemente enseña nuevos aspectos de la misma a los profesionales e investigadores, y como no, dentro del campo de la obstetricia. Es este un virus que puede incluir graves repercusiones clínicas, especialmente el síndrome respiratorio agudo (SARS, en inglés: Severe Acute Respiratory Syndrome), a pesar de ello la enfermedad a menudo es leve, y las implicaciones en el embarazo siguen siendo desconocidas en gran medida y la transmisión vertical carece de evidencia fidedigna, debido a que ‘no existe tratamiento, vacuna e inmunidad colectiva’(Dotters-Katz SK, Hughes BL, Considerations for Obstetric Care during the COVID-19 Pandemic), como dijimos, el distanciamiento social es la mejor acción posible.
La gestante se incluyó al inicio de la pandemia, dentro de los grupos vulnerables, se consideraba más propensa o susceptible a este tipo de infecciones, ahora se refuerza la idea de que ‘la mayoría de las embarazadas infectadas por SARS-CoV-2 pasarán la enfermedad de forma leve o asintomática’ y si esta se presentara el desarrollo de la misma no sería muy diferente de la población en general, y así lo ratifican algunos estudios realizados en Estados Unidos, donde se rubrica que ‘las manifestaciones clínicas, de laboratorio y radiológicas no parecen diferir de la que se producen en la población general’(Preevid, https://www.murciasalud.es/pagina.php?id=458268&idsec=5).

Por ello la forma de actuar, la prevención, el diagnóstico, tratamiento y evaluación de las gestantes infectadas debe ser similar que, en el resto de la población, pues las manifestaciones clínicas no difieren en ambos casos, encontraremos fiebre y tos principalmente. Para muchos estudios la mayoría de las embarazadas podrían enfrentarse a esta enfermedad de manera leve o asintomática, incidiendo en la idea de que sería interesante ‘el screening universal en estas mujeres, que se ha empezado a realizar en todo el mundo, podría constituir una buena población centinela para conocer la prevalencia de la infección en la población general’(Preevid, https://www.murciasalud.es/pagina.php?id=458268&idsec=5).
A pesar de lo anterior, algunos autores han encontrado determinadas complicaciones en la gestante afecta de esta patología (https://www.mscbs.gob.es/en/profesionales/saludPublica/ccayes/alertasActual/nCov-China/documentos.htm):
- Durante el embarazo; diabetes gestacional, preeclampsia, alteraciones de la coagulación (estado de hipercoagulabilidad), rotura uterina, alteraciones del líquido amniótico, placenta previa, hipertensión gestacional e hipotiroidismo.
- Parto; distrés fetal, parto prematuro, RPM (rotura prematura de membranas) y corioamnionitis, sufrimiento fetal y parto por cesárea, en algunos países la alta tasa de esta es motivo de preocupación, cuestionándose si están justificadas o no (Della Gatta AN et al, COVID19 during pregnancy: a systematic review of reported cases. Am J Obstet Gynecol. 2020 Apr 17. pii: S0002-9378(20)30438-5. doi: 10.1016/j.ajog.2020.04.013).
En otros estudios, no se establece una clara diferencia de los acontecimientos que les ocurren a las gestantes carentes de dicha infección.

Otro aspecto interesante, es la posible transmisión vertical de madre a hijo, para algunos autores es consecuencia del contacto estrecho entre ambos, para otros es evidente la capacidad de dicho virus de provocar una afectación fetal (Alzamora MC et. Severe COVID-19 during Pregnancy and Possible Vertical Transmission. Am J Perinatol. 2020 Apr 18. doi: 10.1055/s-0040-1710050).
En nuestro centro hospitalario, y así queda establecido en las últimas recomendaciones, ante paciente afecta de COVID-19 o con sintomatología, pero sin confirmarse la infección, se deriva a una sala preparada a tal fin, acompañada de la persona que ella decida y con el equipo adecuado de protección, podrá estar con su hijo tras el parto, y si lo desea podrá amamantar a este, la OMS recomienda la lactancia, aunque la mujer estuviera infectada por coronavirus.
Para el Royal College of Obstetricians and Gynaecologists (disponible en: https://www.rcog.org.uk/globalassets/documents/guidelines/2020-04-09-coronavirus-covid-19-infection-in-pregnancy.pdf) la separación preventiva rutinaria de una madre y un bebé sano no debería realizarse a la ligera, dados los posibles efectos perjudiciales sobre la alimentación y el vínculo. En otras guías, se refuerza la idea de la ubicación de madre e hijo en la misma habitación, si su estado clínico lo permite (disponible en: https://www.health.qld.gov.au/__data/assets/pdf_file/0033/947148/g-covid-19.pdf).
A pesar de que se desconozca la posible transmisión a través de la leche materna, se incide que es preferible mantener la lactancia materna desde el nacimiento, siempre que las condiciones clínicas de madre e hijo lo permitan, de cualquier manera, se recomienda que las madres con la enfermedad confirmada o que estén sintomáticas con sospecha de padecerla tomen medidas para reducir la posible transmisión a su hijo durante la lactancia, incluyendo aquí la higiene de manos, es la principal vía de contaminación, sin dejar de lado el uso de mascarilla facial mientras se amamante. También se puede optar por la extracción de leche, con las medidas de higiene adecuadas, y dar ella u otra persona la toma pertinente, no siendo preciso pasteurizar la misma antes de dársela al niño.
Tal y como citan la SEGO (Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia) y SEMEPE (Sociedad Española de Medicina Perinatal) en su última revisión, las gestaciones no viables infectadas por coronavirus y de menos de 24 sg (semanas de gestación), seguirán la propuesta del ministerio de sanidad, que no es otra que la de priorizar los aspectos respiratorios y clínicos de la madre, aplazándose la atención obstétrica cuando esta mejore. Como no puede ser de otra manera, se debe priorizar el estado materno y fetal, especialmente las mujeres con grave insuficiencia respiratoria, y si se pudiera, la primera opción será la vía vaginal para la finalización de la gestación. También se recurrirá a la ligadura tardía del cordón umbilical y el contacto piel con piel, y como citamos anteriormente, la lactancia materna será la mejor opción, pues estas elecciones tienen más beneficios que riesgos.
Como siempre os decimos, ante cualquier duda consultar a los profesionales. Y acordaros, que el final de este mal sueño está cerca, ánimo.

