Soy Vanesa Lorca, matrona-sexóloga.

He perdido el deseo sexual, ¿qué puedo hacer?

Como reflexión que podría ser bastante ilustrativa y equivalente a la cuestión que abordamos: ¿qué pasaría si durante una temporada te sintieras sin ganas de ir de compras, de quedar con las amigas o de salir a dar un paseo? Probablemente nada, asumiríamos que se trata de una etapa de nuestra vida en la cual ha disminuido el interés por esas actividades. Con el deseo sexual puede suceder lo mismo. Si tu líbido no está como para tirar cohetes, no tienes por que avergonzarte. A veces consideramos que el deseo tiene que aparecer brusca y repentinamente, como un chispazo, como un ente mágico y espontáneo que no depende de ti. Déjame decirte que NO es así. Es una idea muy común y arraigada que forma parte de los mitos y creencias erróneas sobre sexualidad.

El deseo sexual es el impulso, emoción o motivación que nos lleva a mantener una relación erótica o afectiva. El deseo nos activa, nos estimula, pone en marcha nuestra sexualidad. Yo lo definiría como la anticipación al placer, el epicentro de la sexualidad, su motor, ese mecanismo que debe activarse para que una persona sienta interés por las relaciones sexuales. Forma parte de un engranaje complejo, alojado en nuestra mente, que se alimenta de nuestras creencias, experiencias vitales…

En esta línea de reflexión, ¿cómo medimos nuestro deseo sexual?

Puede ser que te sientas identificada al leer estas frases: “ya no tengo el mismo deseo de antes”, “mi pareja tiene demasiado deseo”, “mi deseo es menor que el de otras mujeres”, entre otras.

Una de las primeras claves del deseo sexual es no compararse, tu deseo es único en cada momento de tu vida, cambiante y oscilante según las circunstancias, incluso puede haber ocasiones en que sintamos que hemos desconectado de él, sin embargo, eso no significa que haya desaparecido. No lo conviertas en una excusa, tú y solamente tú eres la única dueña y responsable de tu deseo y sexualidad.

Pensemos ahora en la siguiente cuestión: ¿es normal que una mujer que lleva unos años de convivencia con su pareja no sienta ganas anticipatorias de mantener relaciones sexuales? ¡Sí es normal y, además, más frecuente de lo que creemos! Para entenderlo tenemos que tener en cuenta que el deseo en una mujer puede iniciarse de varias formas según la fase de la relación en que se encuentre. En fase de enamoramiento, el deseo sexual es espontáneo, irruptivo, impulsivo, determinado por factores hormonales (oxitocina, serotonina y dopamina). En parejas de larga duración, el deseo aparece cuando se reciben los estímulos necesarios y suficientes que activan la excitación. Este último mecanismo requiere intención, decisión y actuación si se pretende reforzarlo o mejorarlo, por ello siempre digo que cada mujer debe responsabilizarse de su deseo, sin dejarlo solo en manos de las hormonas, y entender que la sexualidad con nuestra pareja está en constante devenir. No podemos esperar que el deseo sexual sea como el primer día, unos elementos estimulantes se irán, pero llegarán otros.

Por lo tanto, deberíamos cuestionarnos: ¿qué hay detrás del “no me apetece”? Recordar: la sexualidad depende de ti, y debemos planteárnosla como un juego que libera, un juego en el que no siempre se gana, aunque no por ello deberíamos dejar de participar.

No me gustaría terminar sin antes daros unas claves para estimular y cultivar vuestro deseo sexual, ¡vamos allá!

1. Dale un espacio a la sexualidad, dedica 5 minutos al día para pensar, hablar, reflexionar y leer sobre erótica.
2. Descubre tu cuerpo, para ello es importante que tengas citas contigo misma y te explores de cabeza a pies buscando tus zonas erógenas.
3. Erotiza tu cuerpo y tu mente a través de los sentidos: olfato, tacto, gusto, oído y vista.
4. Buena comunicación y relación de pareja.

Espero que este post os haya resultado útil. Podéis consultar más contenidos y seguirme en Facebook e Instagram (@vanesa_matrona_sexologa)