
Tus cifras tensionales están un pelín disparatadas, debes controlarlas, y tu matrona de atención primaria, te ha comentado que te controles la tensión arterial preferentemente por la mañana, estando tranquila, en el mismo brazo y que si te salen cifras superiores a 140 de máxima y 90 de mínima debes ir a la consulta para un pormenorizado examen de la misma. Durante dicha visita te podrán solicitar otras pruebas que informen al facultativo como te encuentras, análisis de sangre y orina, un monitor para valorar como se encuentra el feto, ecografía, entre otras. Pero vayamos paso por paso, en qué consiste esta alteración y qué podemos hacer para controlarla.
La hipertensión es un enemigo incansable para la embarazada, padezcas de esta patología antes o se haya iniciado durante la gestación debe controlarse y tratarse adecuadamente, recuerda que la “American Heart Association (Asociación Estadounidense del Corazón) no recomienda aquellos dispositivos que midan la presión arterial en la muñeca o en el dedo”.

Los trastornos hipertensivos, y así lo ratifica el Tratado Williams de Obstetricia, complica del 5 al 10% de las gestaciones. Esta, la hipertensión, suele asociarse con una serie de síntomas y signos que en la mitad de las embarazadas se identifica con una afectación peligrosa, la preeclampsia. Un dato, el 16% de las muertes maternas, en los países desarrollados, se deben a trastornos hipertensivos.
Antes de continuar, y si ya eras hipertensa antes de gestarte, debemos explicar algunos aspectos que son relevantes sobre dicha patología. Como su nombre indica es una enfermedad caracterizada por el aumento de la presión en el interior de los vasos sanguíneos, las arterias, y como consecuencia de este incremento se produce un daño primero, de los propios vasos y posteriormente de determinados órganos, por ejemplo, el riñón, y que pueden desarrollar ciertas enfermedades cardiovasculares (infarto agudo de miocardio e ictus, entre otras).
Es relativamente frecuente su incidencia, en nuestro país afecta al 35% de los adultos, y para más inri en el 90% de los casos se desconoce su causa, hablamos en estos casos de hipertensión (HTA) idiopática o esencial, el 10% restante suele ser consecuencia de ciertas enfermedades.
Respecto a las medidas correctoras que se podrían utilizar, y en el caso de la HTA esencial voilá, se reconocen ciertos factores que influyen y que además, mira por donde son modificables: sedentarismo, dieta, obesidad, consumo de alcohol y estrés, principalmente.

Es esta enfermedad considerada como una ‘asesina silenciosa’, que bien diagnosticada y controlada no debe dar grandes problemas. En cuanto al control que te pueden realizar una vez dictaminado que padeces HTA, será una batería de pruebas tanto en sangre como en orina con el fin de determinar la presencia de proteínas (entre otros datos), y la posible afectación no solo renal sino también sobre tu embarazo.
En cuanto a su clasificación (modificado del Tratado Williams de Obstetricia):
- Hipertensión gestacional:
- Presión arterial ≥ 140/90 mm Hg después de las 20 sg (semanas de gestación).
- Sin proteinuria.
- La tensión arterial revierte a cifras normales antes de las 12 semanas tras el parto.
- Puede haber otros síntomas de preeclampsia como epigastralgia o trombocitopenia.
- Preeclampsia:
- Criterios mínimos: presión arterial ≥ 140/90 mm Hg después de las 20 sg y proteinuria ≥ 300 mg/24 horas.
- Signos de certeza: presión arterial ≥ 160/110, proteinuria de 2 gr/24h, plaquetas por debajo de 100.000, incremento de las transaminasas séricas AST y ALT, cefalea persistente u otro trastorno cerebral o visual y dolor epigástrico persistente.
- Eclampsia: convulsiones que no pueden atribuirse a otras causas.
- HTA crónica:
- Presión arterial ≥ 140/90 mm Hg antes del embarazo o diagnosticada antes de las 20 sg (sin relación con enfermedad trofoblástica) o
- HTA diagnosticada tras 20 sg y que persiste después de 12 semanas tras el parto.
- Preeclampsia superpuesta a HTA crónica.
Bueno, no te agobies por esta clasificación. En cualquier caso, entre los factores de riesgo de la preeclampsia estarían: obesidad, gestación múltiple, edad materna superior a los 35 años, afectando más a mujeres primíparas y jóvenes.
Es curioso que, en aquellas mujeres con alto contenido en su dieta de frutas y verduras, que tengan actividad antioxidante, se produzca un descenso de la tensión arterial. Por otro lado, se reconoce que las gestantes con bajo consumo de ácido ascórbico (inferior a 85 mgr) duplican la incidencia de preeclamsia.

Y ¿por qué es tan importante esta alteración? Pues porque si se presenta durante el embarazo puede acarrear, entre otras:
- Una reducción del flujo sanguíneo a la placenta, lo que implica que lleguen menos nutrientes y oxígeno al feto y que este pueda desarrollar un crecimiento retardado (CIR), un bajo peso al nacer o prematuridad.
- Desprendimiento de placenta.
- Enfermedad cardiovascular en el futuro, e incluso se ha asociado con mayor riesgo de demencia a largo plazo.
Por todo lo dicho, controla tu dieta (frutas, verduras, vitamina C), haz deporte, controla tu peso, tomate la vida con cierto relajo (que para enfadarnos ya está la pandemia), en fin, cuídate e infórmate.

