Al plantearos esta nueva entrada quizás penséis que esta mañana no he tomado mi dosis de cafeína. Bueno, bromas aparte, veréis, cuando nos adentramos en determinados temas que pensamos totalmente superados muchas son los interrogantes (verdaderamente se producen una serie ilimitada de dudas en cascada) que me asaltan y que quiero compartir con vosotras/os.
Ahora que inicio un nuevo artículo referente a la incompatibilidad RH entre madre e hijo, he volcado mi atención sobre la evolución de nuestra sangre, ¿por qué tenemos los grupos sanguíneos que tenemos? ¿desde cuándo? ¿fue igual en todas las especies enmarcadas en el proceso de hominización? ¿y entre los diversos primates? ¿se puede modificar el grupo sanguíneo con fines terapéuticos? Entre otras cuestiones, y que trataré de ir desmenuzando y respondiendo, vamos allá.

Recuerdo la película que, bajo el título de La guerra de los mundos, planteaba la invasión de la Tierra por hordas de seres ajenos a nuestro planeta. En la angustia de la trama, alcanza su zenit con la caída exánime de todos ellos vencidos, eso sí, por los seres vivos más diminutos de nuestro hábitat, los microbios, al carecer de la inmunidad adecuada se doblegaron ante la pauta selectiva de la vida.
Y podéis pensar, ¿y esto a cuento de qué viene?, pues veréis algo parecido ha sucedido en el transcurso evolutivo de los homínidos, unos antígenos que se adhieren a la membrana celular de los hematíes y voilá, grupo sanguíneo modificado con la garantía de determinadas ventajas adaptativas para el individuo que lo porta, el camino ha sido muy largo, hace unos siete millones de años se produjo el desligamiento de un tronco común entre chimpancés y homínidos, qué caminata ¿verdad?.

Este trasiego discurre paralelo a la evolución de los diferentes grupos sanguíneos en nuestra especie.
Se sabe que los eritrocitos (glóbulos rojos) tienen en su membrana celular diversas moléculas (azúcares y proteínas) que actúan como antígenos, o lo que es lo mismo, siendo capaces de provocar una respuesta inmunológica (algo parecido a la película citada). Bajo las tres variantes del sistema genético ABO se determinan en nuestra especie cuatro grupos sanguíneos*, a saber: el A, el B, el AB y el 0 (por su carencia de antígenos en la superficie del hematíe). Por cierto, ambas formas son aceptadas, me refiero a la hora de citar el grupo 0 o como grupo O, sigamos.
*Actualmente se reconocen 48 sistemas de grupos sanguíneos en los humanos.
Pertenecer al club del grupo 0 implica carecer de los antígenos de membrana (que favorece la respuesta inmune) además de asociarse a una mayor resistencia a determinadas enfermedades, como la malaria.
Evolución
Se ha demostrado, gracias a datos recogidos en Europa y Asia, que hace entre 120.000 y 20.000 años, “el Homo sapiens experimentó una intensa diversificación tras abandonar África hace 60.000 años, con grupos sanguíneos que los neandertales no poseían. ¡Estos últimos han conservado los mismos grupos sanguíneos ancestrales durante 80.000 años! Por lo tanto, las dos líneas tienen perfiles sanguíneos completamente distintos. Esta diversificación genética se habría producido hace entre 60.000 y 45.000 años. Un estudio reciente demostró que la meseta persa sería la región de incubación de culturas arqueológicas y linajes genéticos del primer Homo sapiens . Antes de conquistar Eurasia, el Homo sapiens se habría detenido en la meseta persa, el tiempo suficiente para desarrollar nuevas tecnologías y mutaciones genéticas. Por tanto, los grupos sanguíneos del primer Homo sapiens habrían experimentado esta fase de diversificación.”

Nuestros parientes más próximos, evolutivamente hablando, tienen diversos grupos sanguíneos, aunque no compartan la variabilidad del sistema ABO, como los chimpancés que poseen los tipos A y O, los orangutanes, los tipos A y B, poseyendo los gorilas este último únicamente. Se reconoce científicamente que a lo largo de la evolución se han producido mutaciones y que estas han facilitado que algunos grupos sanguíneos se transformaran en otros. Ningún simio posee los tres grupos humanos, ya lo hemos señalado, y además se sabe que el grupo 0 no se recibió ni de neandertales ni de denisovanos.
Por lo tanto, los diferentes grupos sanguíneos evolucionaron en un periodo anterior a la migración del Homo Sapiens fuera del continente africano, permitiendo su posterior diversificación, lo que facilitó a estos humanos el poder adaptarse a nuevos escenarios geográficos, como pudo ser Asia, Europa y posteriormente América.
Hoy en día se ha demostrado, a través del análisis del ADN, en restos de neandertales, la existencia del grupo 0 en estos, lo que puede indicarnos que las bases de los diferentes grupos sanguíneos ya existían en especies homínidas previas a la nuestra.
Se desconoce porqué tenemos grupos sanguíneos y, también, el porqué de la gran variabilidad geográfica que presenta nuestro planeta, eso sí, se establece que su variedad está relacionada con la susceptibilidad a diversos patógenos, por ejemplo: los sujetos del grupo A tienen más riesgo de cáncer pancreático y leucemia, los del grupo 0 son más susceptibles de padecer lesiones en el tendón de Aquiles e infecciones por helicobacter pylori y cólera.

Otro aspecto a resaltar (y que hemos citado anteriormente) es la gran variabilidad en cuanto a su distribución geográfica que podemos observar en los mapas adjuntos tomados de: https://es.statista.com/grafico/21993/distribucion-de-los-grupos-sanguineos-entre-la-poblacion-por-pais–%2525-/
Siendo el más frecuente en los humanos el 0 y el más escaso el B, aunque este último es más frecuente en Asia, pero muy escaso en América y Australia, etcétera, también la gran mayoría es Rh + (más del 97% de la población mundial).
Espero que se haya aclarado gran parte de las dudas que se han postulado, bueno queda para el final otra cuestión, ¿se puede cambiar el grupo sanguíneo? Pues tal vez sí (continúan los estudios), mediante la acción de una enzima intestinal y con fines terapéuticos. No es increíble. Os dejo el enlace: https://medicinaysaludpublica.com/noticias/general/un-grupo-de-cientificos-descubre-como-convertir-otros-tipos-de-sangre-en-universal/3364
Lo que no cabe la menor duda, es que con este pequeño viaje que hemos realizado, percibimos que quedan muchas cosas por aclarar respecto al conocimiento de los grupos sanguíneos, su evolución, su aplicabilidad terapéutica, y porque no, su futuro.
Nos vemos, cuidaros.

