Tal vez la violencia que más nos chirría y enfurece es la descargada sobre los seres más débiles de nuestra sociedad, ancianos y niños. Muy a pesar de algunas personas, somos seres sociales* y, desde nuestro punto de vista, cualquier acción que se comete contra algún conciudadano se comete contra cada uno de nosotros, todos deberíamos ser responsables del cuidado del otro.
*El hombre es, por naturaleza, un ser social; y quien es incapaz de vivir en sociedad, o no necesita de ella porque se basta a sí mismo, no es miembro de la comunidad, sino una bestia o un dios (Ética a Nicómaco VIII- Aristóteles).

En este apartado queremos incidir sobre el maltrato infantil, muy relacionado con nuestro ámbito de trabajo, donde de vez en cuando lo observamos, quizás por negligencia y otras por abuso. De cualquier manera, lo que pretendemos es dar una pincelada sobre la importancia de este mal que nos aqueja, la mayoría de las veces silencioso, al no visibilizarse, y como no, un mal que creará una impronta en esa persona indefensa que es el niño, una marca perenne que será difícil descartar de su memoria.

Pero, ¿Qué entendemos por violencia contra la infancia y la adolescencia?
“Toda acción, omisión o trato negligente que priva a las personas menores de edad de sus derechos y bienestar, que amenaza o interfiere su ordenado desarrollo físico, psíquico o social,…, en cualquier caso, se entenderá por violencia el maltrato físico, psicológico o emocional, los castigos físicos, humillantes o denigrantes, el descuido o trato negligente, las amenazas, injurias y calumnias, la explotación, incluyendo la violencia sexual, la corrupción, la pornografía infantil, la prostitución, el acoso escolar, el acoso sexual, el ciberacoso, la violencia de género, la mutilación genital, la trata de seres humanos con cualquier fin, el matrimonio forzado, el matrimonio infantil, el acceso no solicitado a pornografía, la extorsión sexual, la difusión pública de datos privados así como la presencia de cualquier comportamiento violento en su ámbito familiar” (Ley Orgánica 8/2021, de 4 de junio, de Protección Integral a la Infancia y la Adolescencia frente a la Violencia).
Bien, ya la hemos definido, y ahora podemos preguntarnos, ¿Cuál es su prevalencia*?
*Proporción de una población que presenta una característica específica (como una enfermedad) en un momento o período determinado.
Nos encontramos ante una situación muy grave, que constituye un problema con muchas aristas y difícil de solventar, especialmente sin la actuación conjunta de la sociedad. Por tanto, la violencia contra la infancia es una realidad incuestionable de la cual tenemos datos, pero ¿son reales?

Una situación muy relacionada con la pobreza infantil, secundaria a las diversas situaciones económicas y sociales por las que se aventura una familia.
En el informe anual de la Comisión frente a la Violencia en los niños y adolescentes (2022-2023) [1], se ofrecen una serie de datos que señalaremos más adelante. Antes es preciso recordaros que la lucha contra la Violencia Infantil (VI), está reconocida legalmente en el artículo 39 de la Constitución Española (CE) e internacionalmente en la Convención de los Derechos del Niño (CDN) de 1989.
La violencia a la que hacemos referencia afecta a la salud y al bienestar humano a lo largo de su vida, en el informe citado se señala que este tipo de violencia se puede prevenir (algo que para nosotros es muy controvertido), y con dicho fin se aprobó en 2021 la Ley Orgánica 8/2021 de protección integral a la infancia y adolescencia frente a la violencia (LOPIVI), que plantea, entre otras, medidas de protección, detección precoz y asistencia al afectado.

Existe un registro unificado de maltrato infantil (RUMI) que en 2021 señaló un total de 21.521 notificaciones, con un incremento del 37,18% respecto al año anterior, eso sí, con cierta infravaloración. Por orden, lo más habitual en la VCI fue la negligencia (superior al 42%), siguiéndole por orden, la violencia emocional, la física y terminando con la sexual. De estos casos, el 70,7% eran de nacionalidad española y más del 50% adolescentes de 11 a 17 años (señalar que de una población extranjera – en 2021 – de cerca al 11,7%, según estos datos, causarían cerca del 30 % de los casos de VCI).
En este artículo pretendemos: por un lado, visibilizar un mal que debería erradicarse gradualmente (aunque sabemos que del todo es muy complicado) y por otro, concienciar a la sociedad (al posible lector) sobre la implicación de todos y cada uno de nosotros con este tipo de violencia.
Por ello, os dejamos el número de teléfono para informar sobre un posible maltrato.
Enlaces de interés:
- [1]:https://fapmi.es/fapmi-ecpat-espana-publica-el-informe-sobre-la-situacion-de-la-violencia-hacia-la-infancia-y-la-adolescencia-desde-la-perspectiva-de-ninas-ninos-y-adolescentes-percepciones-y-experiencias-d/
- https://bienestaryproteccioninfantil.es/fuentes-documentales/informes-y-estadisticas-informes-sobre-infancia-y-adolescencia-internacionales-europeos-y-espana/
- https://elordenmundial.com/mapas-y-graficos/pobreza-infantil-union-europea/
- Salud mental y suicidio: https://www.anar.org/la-fundacion-anar-presenta-su-estudio-sobre-conducta-suicida-y-salud-mental-en-la-infancia-y-la-adolescencia-en-espana-2012-2022/
- https://www.pediatriaintegral.es/publicacion-2019-05/recien-nacido-con-riesgo-social/

