
Imagina por un momento que buscas alguna técnica que puedas utilizar para el cuidado de tu hijo, con el respaldo de estudios científicos que avalen su validez y que además a ti también te beneficie, voilà aquí está y no es otra que el masaje infantil (MI). En esta entrada trataremos de explicar como realizar el masaje, además de sus bondades para el niño y la persona que realiza el mismo (generalmente la madre o el padre).
Si nos basamos en la definición de masaje de la RAE, este consiste en ‘presionar, frotar o golpear rítmicamente y con intensidad adecuada determinadas regiones del cuerpo, principalmente las masas musculares, con fines terapéuticos, deportivos, estéticos, etcétera’, por tanto el MI consistirá en aplicar golpes lentos y suaves (también frotamientos) en todo su cuerpo, generalmente comenzando por las piernas, continuando por el abdomen, tórax, los brazos, para continuar con la cara y por último la espalda.

Consideramos el tacto como el primer sentido en mostrarse (también el último en desaparecer), desarrollándose entre la sexta y novena semana de embarazo. Durante la evolución fetal el líquido amniótico colabora a que el feto sienta y experimente el tacto, primer elemento comunicativo y vínculo relacional. Éste se convierte así en un gran sistema de comunicación, que permite al organismo a interaccionar con el mundo exterior. Tanto la piel como el sistema nervioso derivan de la misma estructura embrionaria, es por ello que se justifica que la estimulación de la piel repercute positivamente en el sistema nervioso.
Según los estudios de Tiffany Field (profesora de pediatría, psicología y psiquiatría, directora del Instituto de Investigaciones del Tacto del Centro Mailman del Desarrollo Infantil de la Universidad de Miami), ‘la presión sobre la piel estimula la actividad cerebral, retarda el ritmo cardíaco, baja la presión arterial, permite un sueño más profundo, hace menos irritable al bebé y ayuda en última instancia a su desarrollo y crecimiento físico’ remarcando la importancia del MI.
De manera secular el MI ha sido una tradición para muchas culturas que aún hoy en día la emplean en los cuidados de sus hijos. Como citamos anteriormente, el tacto es el primer sentido que desarrollamos y nos permite contactar con lo que nos rodea desde la etapa intrauterina hasta la vejez. Se convierte este en un instrumento comunicativo poderoso, pues al realizarse en la piel y merced a la superficie expuesta se pueden transmitir estímulos considerables a través de la misma.

El MI reporta grandes beneficios en el neonato, ya sea este a término o prematuro. Sobre el SNC (Sistema Nervioso Central) favorece el desarrollo neuronal y su posterior repercusión en el proceso de aprendizaje. Respecto al sistema endocrino, el contacto madre/padre-hijo estimula la secreción de prolactina, endorfinas y oxitocina, el masaje a su vez favorece una situación de no estrés que incide positivamente sobre el sistema inmunitario.
También facilita que la respiración sea regular y profunda, así como un equilibrio tensión -relajación muscular, si se encuentra tenso lo podrá relajar y al contrario, si estuviera hipotónico podría estimularle. No debemos olvidar la repercusión de esta técnica sobre el placer sensorial que procura en el neonato y su implicación en el refuerzo del vínculo afectivo con sus padres.
McClure (introdujo el MI en Estados Unidos tras sus observaciones en la India y es la fundadora de la Asociación Internacional de Masaje Infantil) estableció cuatro beneficios generales para el niño:
- Interacción: estimula la comunicación (verbal y no verbal), el apego seguro, la participación de los sentidos, la tolerancia, entre otros.
- Estimulación: aquí se incluyen diversos aparatos, como el respiratorio, digestivo y circulatorio. Mejora el aprendizaje, el tono muscular, las conexiones neuronales, etcétera.
- Liberación: se mejora la tensión muscular, los gases, estreñimiento, molestias de dentición, tensiones físicas, etcétera.
- Relajación: se mejora el patrón del sueño, reduce el nivel de estrés, regula el estado de ánimo, entre otros.
¿Qué beneficios aporta a los bebes? ¿Y a los padres (o cuidadores)?
A los niños:
- Mejora el bienestar general.
- Mejora el funcionamiento general del tracto gastrointestinal.
- Promueve la relajación (reduce el llanto).
- Le ofrece un espacio íntimo con sus padres que reporta confianza con ellos.
- Colabora a mejorar la conciencia sensorial y corporal.
- Mejora el desarrollo neurológico.
- Proporciona un sueño más profundo.
- Mejora el sistema inmunitario.
- Mejora la gestión del dolor (puede ayudar con la dentición).
- Ayuda con los cólicos y el gas.
- Mejora la liberación de determinadas hormonas (la hormona del crecimiento), aunque reduce los niveles de cortisol (la hormona del estrés).
- Mejora la respiración.
- Proporciona un mejor vínculo con los padres (a través del tacto, la voz, el olfato, el movimiento, el contacto visual y la regulación térmica).
En el caso de los padres:
- Ayuda a que los padres se sientan más seguros y competentes con sus cuidados.
- Proporciona un momento de juego con su bebe.
- Crea un espacio regular de intimidad entre ambos.
- Ofrece a los padres una herramienta para conocer mejor a su hijo.
- Aumenta la autoestima de los progenitores, pues refuerza sus habilidades como cuidadores.
- Al sentirse más útiles en sus cuidados, reduce los niveles de ansiedad maternos.
- Liberan del estrés (pues deben transmitir serenidad en sus cuidados, algo que le reporta relajación en este momento tan gratificante entre madre/padre e hijo).
- Proporciona (como en el caso anterior) un mejor vínculo con el niño.
Como hemos citado muchos son los beneficios que se atribuyen al MI, a pesar de que solo algunos de ellos tienen un respaldo científico, veamos cuales:
- Incremento de peso: el MI favorece la ganancia ponderal en los niños prematuros, existen estudios que corroboran esta afirmación, por ejemplo, los trabajos de Diego et al (Gastric Motility and Weight Gain in Massaged Preterm Neonatos. The Journal of Pediatrics. 2005; 147; 50-55) ofrecen una explicación a este efecto cuando señalan que el incremento de peso se debe a la mediación de la actividad vagal y la motilidad gástrica secundaria al MI. Los estudios analizados por Vickers et al (et al hace referencia a colaboradores), mostraron que los prematuros y recién nacidos de bajo peso que recibieron MI, ganaron más peso por día que los niños con los que se les comparaba (controles o aquellos a los que no se les efectuaba el masaje), disminuyendo la estancia hospitalaria en 4,5 días de media. Además de no observar ningún efecto adverso en estos estudios.
- Mejora el desarrollo neurológico, especialmente (como en el caso anterior) en niños prematuros, permitiendo que estos sean dados de alta más precozmente cuando están hospitalizados, además de servir a los padres como herramienta para estimular a sus hijos.
- Al disminuir los días de hospitalización, los costes sanitarios por ingreso se reducen de manera significativa, pues para algunos autores el alta como media es de 1,6 semanas antes que en los niños que no se les realiza el masaje (White-Traut R et al).
- En situaciones sociales o relacionales alteradas la interacción madre-hijo mejora, previniendo el maltrato infantil, de tal forma que podría implementarse en maternidades y centros de salud. Por otro lado este vínculo favorece un mayor conocimiento de las necesidades del niño por parte de la madre, lo que influirá en que esta se sienta más segura en los cuidados que proporciona (lo que puede ser un revulsivo para las madres con depresión posparto).
- Incrementa la motilidad gástrica (mejora la digestión), gracias a que favorece el tono vagal, lo que repercute favorablemente en la asimilación de alimentos y su posterior ganancia ponderal.
- Tiene un efecto analgésico que se ha descrito conjuntamente con la toma de glucosa previa a un procedimiento doloroso efectuado al niño, de tal forma que el MI influirá positivamente en este efecto.
¿Cómo realizar el MI?
Para la AEMI (Asociación Española de Masaje Infantil) sois vosotras (principalmente) las que al interaccionar con vuestro hijo debéis relajarlo y establecer unas condiciones apropiadas para una buena comunicación con él. Considerando que el contexto es interesante, pues debéis realizarlo en un lugar adecuado, con una posición cómoda y relajada que facilite la técnica.
Estaremos sentados y con las piernas estableceremos una zona apropiada para el masaje, con una temperatura ambiente adecuada y con luz tenue. Contactamos con el bebe (lo tocamos con la palma de la mano) y relajándonos previamente, transmitiéndole aspectos positivos. Se requiere hacer contacto visual con el niño y saber reconocer las señales de alerta que realiza, para poder detener el masaje si es necesario.
Insistimos en que para poder consolidar el apego entre los padres y el recién nacido se precisa fundamentalmente que estos interactúen, contribuyendo así a facilitar la conexión madre-hijo y de esta forma mejorar la comprensión del lenguaje no verbal de este último. Los distintos movimientos que se efectúan proceden, por ejemplo, de técnicas hindúes (en las extremidades se producen hacia los extremos con el fin de liberar tensiones) y suecas (a diferencia del caso anterior se dirigirá hacia el cuerpo, siendo estimulante). El MI es una herramienta que ayuda a mantener la salud y el bienestar del neonato, además de contribuir que los padres se sientan más seguros en sus habilidades para cuidar de su hijo.
El conocimiento de que el cuidador es una figura a la que puede acceder con facilidad y que responderá a sus necesidades, contribuye a la seguridad del niño en cualquier situación amenazante para él.


